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miércoles, 8 de diciembre de 2010

El baul de los recuerdos

Recientemente ayude a mis padres a mudarse y son estos, momentos de rebuscar, abrir cajas, armarios, viajar por los recuerdos, ...
Pero de pronto me encontré con algo que me ha llenado de alegría y creía en mejor vida. Mi primera cámara.

Recuerdo el día en que me la regalaron mis padres, viendo que con esos ocho años me pasaba mas horas en el cuarto oscuro de mi padre, muy aficionado por entonces, que en ver dibujos animados.




Para mi, realmente era pura magia, fotos que disparábamos días antes, quedaban congelados en una película, que debíamos extraer en la máxima oscuridad de la cámara para, únicamente con el tacto, introducirla en un espiral de plástico y esta a su vez en un líquido especial cerrado herméticamente. De allí salia el negativo revelado, y llegaba el momento que mas me gustaba y esperaba, en la ampliadora. En ella, la luz atravesaba la película dando forma ya a lo que seria la fotografía en si. Ya podíamos estar con la luz roja, que ayudaba a adentrarnos si cabía en un mundo mas mágico aun. Una vez elegido el tamaño del papel comenzaba el enfoque sobre el, el mas pequeño siempre era para mi, recuerdo que cortábamos las hojas de 10x15 en cuatro partes para mis ensayos. Era una ventaja mutua para los dos. Para mi, una firma, ya que todas esas fotos pequeñas que vagaban por mi casa y hemos guardado durante años son sin ninguna duda mías, y para mi padre un ahorro de material teniendo un hijo incansable a la hora de pasar horas en el laboratorio...

De la ampliadora pasábamos a las cubetas, estábamos a punto de hacer el gran numero de magia, nos esperaba el revelador. Allí, recuerdo que tenia que hacer fuerza con los ojos con aquella luz de submarino nuclear e identificar que la foto estaba bien revelada, sin pasarse ni quedarse corto. que momento, aun hoy puedo imaginar el olor de los líquidos, aquella pócima mágica... No existía la tecla de "volver atrás" del Photoshop. Rápidamente del revelador al fijador, ya no había vuelta atrás, solo lavarla y dejarla secar. Luego, deleitarse con las instantáneas que aquel día o días atrás habíamos tomado, volviendo a recordar aquel instante, sin dejar jamas de lado en mi cabeza cual seria la siguiente y soñada foto perfecta, que por  suerte jamas llegó, para que hoy día aun siga trabajando y aprendiendo para algún día encontrármela...

Con la era digital, todo ha evolucionado de forma casi fantasiosa, en segundos tenemos la foto, editada e incluso impresa, y no solo eso, que la pueden ver al mismo tiempo en diferentes lugares del mundo.
Esta tecnología, que en un principio fue muy discutida por unos y escéptica por otros, se ha consagrado y ha hecho que el mundo de la fotografía ya no sea de solo unos pocos.
Se pueden crear de procesados fantásticos, a imagenes en blanco y negro de máxima calidad, cada uno le puede dar su forma de ver la vida, de sentirla y mismo de imaginarla con los retoques por ordenador.
Nos ha facilitado muchisimo el trabajo y llega mas y antes a los que les gusta admirar este arte, todo eso ganamos, pero que perdimos?, porque en toda evolución siempre se queda algo por el camino, perdimos la magia...

Aquí se puede ver como tenia una chuleta pegada en la funda para no olvidar la apertura en cada situación, tenia 8 años...

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