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sábado, 11 de diciembre de 2010

Chaouen, la ciudad mágica.

Si has estado alguna vez en la medina de Chaouen, habrás tenido la suerte de disfrutar de un lugar mágico, donde los cinco sentidos se embriagan a cada instante, en cada irregular callejuela y aquel sexto sentido que se esconde en nuestro ser fluye sin reparo.

Situado al noroeste de Marruecos, cerca de mi ciudad natal Tetuán, descansa entre dos picos del Rif.

Mi interés no es darles ni información histórica ni datos turísticos, ya que hay cientos de páginas en la web, mucho mas cualificadas en la que esa información le llegará con mas exactitud.

Yo solo intentare transmitir con lo que he sentido y siento cuando visito Chaouen, por medio de mi experiencia y las imagenes que he captado... Espero que sean de vuestro agrado.





Como observarán, sus calles asimétricas y sus casas, en su mayoría, tiene color azulado, haciendo que cada lugar, esquina, puerta o ventana no pasen desapercibidos. Es el lugar perfecto para tener una cámara entre tus manos. En Chaouen, la falta de medios, las estrecheces económicas de sus habitantes, no se convierte en razón de desorden, suciedad ni es antagónico con el buen gusto, la amabilidad y el calor humano. Un valor, el humano, que sobresale de modo extraordinario.









En sus comercios, tiendas en su mayoría de artesanía autóctona, te pierdes en un mundo de colores, aromas, texturas, etc...

Entrar en un comercio de especias es similar a una sesión de estimulación de los sentidos, tu mirada se gira de un lugar a otro atraídos por un lado del olfato, por el tacto de sus jabones artesanales o de sus bellas presentaciones. Por un momento, dejas atrás la rutina de la ciudad y te adentras a un mundo diferente, un mundo de sensaciones, y te sientes protagonista de las mil y una noches...

En las tiendas textiles te dejas llevar por el colorido de sus telas, kaftanes y demás prendas, que con un buen y obligado regateo, te llevas por menos de lo que en realidad es su valor, a pesar de que quizás hayas pagado algo más que un paisano del lugar.

En Chaouen das las gracias al avance de la fotografía y al invento de la fotografía a color. Cada lugar en los que tu mirada se desvía es digna de una instantánea, y ya se convierte todo en una elección, elegir la mejor toma.







Si tuviera que describir a su población con una palabra, esa sin duda sería "hospitalaria". Ya se que ese adjetivo podría extenderse a casi toda la población marroquí, pero quizás al ser una pequeña población, o mas acostumbrada al flujo diario del turismo, su hospitalidad se siente a cada paso y situación.
Si tuviera que perderme inevitablemente en algún lugar y me dieran a elegir, uno de los pocos lugares sería este. Se puede probar preguntando a alguien por algún lugar, raro es que no deje lo que está haciendo para acompañarte.






La mujer de Chaouen... Necesitaría un post entero para ellas. En todas las culturas tienen un papel primordial, pero en este lugar me tiene cautivado. Es trabajadora como la que más, mantienen sus casas limpias pintando sus entradas azuladas, consiguiendo agua de la fuente, lavando la ropa de su familia en el río junto a sus paisanas, haciendo las labores de sus hogares, y todo siempre con una sonrisa, amabilidad y junto a turistas que se fotografían a su lado mientras lavan en invierno en una pila de granito con agua casi helada del río.
Yo no voy a entrar a juzgar la labor de la mujer, sino deseo mostrar mi experiencia en las no pocas veces que visité este encantador lugar.

Situaciones que habíamos oído solo  en boca de nuestros abuelos y en algunos casos de padres, tan lejanos como increibles para muchos, aun sigue siendo una realidad a pocos kilómetros de nuestra sociedad...














Los menores, en esta vida de carencias en lo material son un pilar muy importante en las familias. Ya no solo alegran el hogar con su presencia, como en cualquier casa de los que nos rodea. Ellos mimetizan desde muy corta edad el hacer de sus padres, vinculandose a las ayudas domésticas y laborales.

Cuando para nosotros el que un hijo haga su cama o recoja su plato después de comer es una situación en el que pocas familias pueden presumir y disfrutar, viendo que a pesar de tener de todo, juguetes de gran valor económico que tras un par de días ya carecen de atención, enganchados cada vez más a las consolas, internet y televisión, vemos que aun aburridos, reclaman que sus vidas vacías necesitan más... Más de que? y quien lo sabe... Aquí consigues dibujar una sonrisa con una buena palabra, y quizás hasta un milagro con un balón.

Vemos que diferente son los valores de respeto, responsabilidad y aceptación de unos pequeños que en pleno siglo XXI, no ajenos a lo que en el supuesto primer mundo vivimos siguen apoyando y aportando al núcleo familiar.







Para terminar, y no por haber dicho todo, ya que solo ha sido una ínfima descripción de lo vivido, que mejor que irse al anochecer y con un buen té con náana (a la menta).
Gracias por dedicarme vuestro tiempo.
Meir





6 comentarios:

  1. Preciosa entrada, tierna y entrañable. Colores, olores, miradas, gestos... Entran ganas de sumergirse en la profundidad de este mundo exótico y para mí tan desconocido. ¡Gracias!

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  2. Gracias a ti Verónica! Me alegro mucho haber podido transmitirte esa mágia. Un beso!!!!

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  3. Parece que haya estado en Chaouen y todo después de leer esto!!

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  4. Gracias amiga! sabes que teneis una invitación pendiente. Un beso

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  5. Me entran ganas de volver, seguro que algún dia...

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  6. Tienes que volver y con el arte que tu tienes seguro que harias unas fotos increibles. Un abrazo!

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